Blogia
moniciones-b

FIESTAS DE SANTOS

ASUNCIÓN DE NUESTRA SEÑORA

ASUNCIÓN DE NUESTRA SEÑORA

15 DE AGOSTO


MONICIÓN DE ENTRADA
La Iglesia entera ensalza hoy en la Gloria del cielo a la mujer de fe, María, que vivió entregada al Plan de Dios. Y lo hace en la esperanza de que lo obrado por Dios en su hija lo realizará en todos sus hijos pecadores que somos nosotros. La fiesta de hoy constituye, pues, una inmejorable invitación a vivir agradecidos y esperanzados. Ensalcemos a María, y glorifiquemos a Dios, como hijos e hijas agradecidos, juntamente con toda la Iglesia.

Canto de entrada: "Salve, Madre, en la tierra de mis amores..."


RITO PENITENCIAL
Manifestemos, al comienzo de esta Eucaristía, la confianza que mostraba María en Dios, confesándonos pecadores, para gozar plenamente de los gozos de los hijos e hijas de Dios:

—Tú que te encarnaste en el seno virginal de María: Señor, ten piedad.
—Tú que nos entregaste como madre, a la que era madre tuya: Cristo, ten piedad.
—Tú que nos entregas a la "mujer de fe" como modelo de la vida de fe: Señor, ten piedad.

Ap 11, 19a;12, 1-6a.10
María constituye la imagen de la Iglesia, cuya suerte no está exenta de peligros y avatares; de todos ellos sale victoriosa, y un día aparecerá en todo su esplendor. Escuchemos y meditemos estas palabras.

Lectura del libro del Apocalipsis 11,19a; 12,1. 3-6a. 10ab

Se abrió en el cielo el santuario de Dios y en su santuario apareció el arca de su alianza. Después apareció una figura portentosa en el cielo: una mujer vestida de sol, la luna por pedestal, coronada con doce estrellas.
Apareció otra señal en el cielo: un enorme dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos y siete diademas en las cabezas. Con la cola barrió del cielo un tercio de las estrellas, arrojándolas a la tierra.
El dragón estaba enfrente de la mujer que iba a dar a luz, dispuesto a tragarse al niño en cuanto naciera.
Dio a luz un varón, destinado a gobernar con vara de hierro a los pueblos. Arrebataron al niño y lo llevaron junto al trono de Dios. La mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar reservado por Dios.
Se oyó una gran voz en el cielo:
- Ahora se estableció la salud y el poderío, y el reinado de nuestro Dios, y la potestad de su Cristo.


Salmo responsorial: (44) "(melodía )"

20060811122153-asuncion.jpg

Hijas de reyes salen a tu encuentro,
de pie a tu derecha está la reina,
enjoyada con oro de Ofir.

Escucha, hija, mira: inclina el oído,
olvida tu pueblo y la casa paterna;
prendado está el rey de tu belleza:
póstrate ante él, que él es tu Señor.

Las traen entre alegría y algazara,
van entrando en el palacio real.


1Co 15, 20-26
Cuestiones sobre la resurrección también existían en Corinto, como existen hoy entre nosotros. Pablo nos da pistas para solventarlas: no nos fijemos en el viejo Adán, sino en el Cristo resucitado. Escuchemos.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 15,20-27a

Hermanos:
Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos. Si por un hombre vino la muerte, por un hombre ha venido la resurrección. Si por Adán murieron todos, por Cristo todos volverán a la vida.
Pero cada uno en su puesto: primero Cristo, como primicia; después, cuando él vuelva, todos los que son de Cristo; después los últimos, cuando Cristo devuelva a Dios Padre su reino, una vez aniquilado todo principado, poder y fuerza.
Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies. El último enemigo aniquilado será la muerte. Porque Dios ha sometido todo bajo sus pies.


Lc 1, 39-56
El evangelio de hoy es todo un canto de la Iglesia al cumplimiento (Cristo), con el lenguaje y la promesa del antiguo Israel. Acojámoslo con el canto del Aleluya, puestos en pie.
"Aleluya".

Lectura del santo evangelio según san Lucas 1, 39-56

En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito:
- ¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.
María dijo:
- Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.


ORACIÓN DE LOS FIELES

† Con la esperanza puesta en el Padre de las misericordias, le presentamos nuestras súplicas confiando en la intercesión de María asunta al cielo:

—Por el pueblo de Dios que peregrina en la tierra: para que dé razón de su esperanza en la vida eterna que Dios nos promete. Roguemos al Señor.
—Por las comunidades que honran como patrona a María en su Asunción: para que vean en ella el modelo de vida cristiana, y gocen siempre de su protección. Roguemos al Señor.
—Por los que viven sin esperanza: para que encuentren algo o alguien que les dé motivo para vivir con ilusión. Roguemos al Señor.
—Por los que sufren las consecuencias de los males que hay en el mundo (odios, guerras, violencias, hambre...), para que pronto puedan verse libres de ese drama y felices en la convivencia. Roguemos al Señor.
—Por los que nos reunimos en esta fiesta: para que la celebración del triunfo de María dé seguridad a nuestra esperanza y constancia a nuestro amor al prójimo. Roguemos al Señor.

† Señor Dios, que llevaste al triunfo de la gloria, en cuerpo y alma, a la Virgen María, Madre de tu Hijo: acógenos en tu misericordia y colma todas nuestras aspiraciones con la vida eterna que nos prometes. Por J.n.S.
—Amén.

Canto de Comunión: «Hija de Sión, alégrate porque el Señor está en ti»


AVISOS